
Cuando Susi tiene pena, se pone a llorar junto a la ventana, toma su mantita rosa y su conejito de peluche y lo abraza con mucha fuerza, quizas porque quiere descargar esa rabia que la pone triste o puede ser también que sea para sentirse acompañada. Cuando Susi tiene pena llora silenciosamente, porque no hay nadie capaz de escucharla, sólo sus compañeros leales: silencio y soledad.
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